Archivos agosto 2006 ( Del periódico Le Monde Diplomatique).
Une fraude masivo e indiscutible M. José Manuel Barroso, presidente de
la Comisión europea lo ha admitido. Los veinticinco ministros de
asuntos exteriores de la Unión europea han expresado su “grave
preocupación”. “Es importante que transmitamos de la manera la más
clara posible la preocupación de la Unión Europea y la de los Estados
miembros sobre el resultado de la elección presidencial”, ha declarado
el ministro holandés de asuntos exteriores.
Reporteros sin fronteras recuerda que « esta elección ocurre después
de cuatro años de una degradación continua y sin precedente en la
prensa del país”.
En Washington, personalidades como los señores Colin Powell, Henry
Kissinger y Zbigniew Brzezinski han afirmado que los Estados Unidos no
pueden reconocer los resultados oficiales. El Natinal Democratic
Institute (NDI) presidido por la Señora Madeleine Albright, antigua
secretaria de Estado; la Freedom House, dirigida por el señor James
Woolsey, antiguo patrón de la CIA; El Instituto Americano de Empresa,
impulsado por el expresidente Gerarld Ford; y hasta el Open Society
Institute dirigido por el señor George Soros, han denunciados las
“masivas manipulaciones” y reclaman “sanciones económicas”. El senador
Richard Lugar, presidente de la comisión de asuntos exteriores del
Senado y enviado especial del presidente George W. Bush, no ha dudado
en hablar abiertamente el también de “fraudes”: “Es claro que hubo un
programa basto y concertado de fraude el día de la elección, ya sea
bajo la dirección de las autoridades, o con su complicidad”.
¿Ustedes se frotan los ojos? Ustedes se preguntan cómo tales
declaraciones acerca de la reciente elección presidencial en México
han podido escapárseles? Ustedes tienen razón de estar perplejos.
Ninguna de las personalidades o instituciones citadas más arriba no ha
denunciado lo que acaba de suceder en México. Todos los comentarios
reportados, “auténticos”, se refieren a las elecciones presidenciales
del 23 de noviembre 2004 en Ukrania.
La comunidad internacional y las habituales « organizaciones de
defensa de las libertades » que hemos visto tan activas en Serbia,
Georgia, Ukrania y recientemente en Bielorusia, permanecen por así
decirlo mudas delante del “golpe de Estado electoral” que se comete
bajo nuestros ojos en México. Nos imaginamos la protesta planetaria
si, en cambio, esta misma elección se hubiera desarrollado, por
ejemplo, en Venezuela y si el vencedor (por una diferencia de apenas
0.56% de los votos) habría sido… el presidente Hugo Chávez.
El escrutinio mexicano del 2 de julio oponía dos candidatos
principales : el Sr Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN,
derecha católica, en el poder), declarado vencedor (provisional) del
escrutinio por el Instituto Federal Electoral (IFE), y el Sr Andrés
Manuel López Obrado, el Partido de la Revolución Democrática (PRD,
izquierda moderada).
Mucho antes del principio de la campaña, era claro para el presidente
Vicente Fox (PAN) y las autoridades en el poder que el Sr López Obrado
con su programa de lucha contra la pobrza era el candidato a vencer.
Por todos los medios. A partir de 2004, una maniobra, a base de videos
clandestinos complacientemente difundidos por las cadenas Televisa y
TVAzteca, adquiridos por el poder, intentaban desacreditar al Sr López
Obrador. Vanamente.
Al año siguiente, bajo el pretexto estrafalario de no respeto a las
normas legales de construcción de una vía de acceso a un hospital, fue
condenado, encarcelado, y desprovisto del derecho a presentarse a las
elecciones. Masivas manifestaciones de apoyo terminaron por obligar a
las autoridades a restablecer sus derechos.
Desde la empresa de demolición se perseguía. Y a la espera de un grado
de delirio en la campaña electoral. Entretanto más que un viento de
pánico sopla sobre las oligarquías latinoamericanas (y bajo la
administración de Estados Unidos) desde que la izquierda arrasa casi
por todos lados: Venezuela, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile,
Bolivia…y que las nuevas alianzas no excluyen más a Cuba.
En este contexto, la victoria del Sr López Obrador (el tribunal
electoral decidirá el próximo 6 de septiembre) tendrá consecuencias
geopolíticas demasiado importantes. Las cuales no son queridas ni por
los patrones ni por las grandes medios mexicanos. Ni Washington. A
ningún precio. Abandonan a sacrificar la democracia. Pero el Sr. López
Obrador y el pueblo mexicano no han dicho su última palabra.
Ignacio Ramonet.
Director del Monde Diplomatique de 1990 a 2008
Traducido del francés. Ver original en:
http://www.monde-diplomatique.
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